El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactivad –TDAH- es la primera causa de consulta en neuropediatría y, en consecuencia, las posibilidades de intervención se han multiplicado en los últimos años. Por desgracia, no todas estas intervenciones tienen los resultados esperables.

Esta circunstancia, junto con el hecho de que los problemas vinculados al TDAH no desaparecen en la edad adulta, obligan a desarrollar ofertas de intervención más eficaces. En Ortofón hemos planteado el abordaje de la sintomatología del TDAH desde una óptica funcional empleando las herramientas más solventes.

Para ello, Ortofón parte de un análisis de la naturaleza tanto del paciente como de sus problemas a partir de cómo debe funcionar una mente ordinaria, es decir, sana. Conociendo la manera de pensar, de afrontar o de atender en la infancia podemos ver qué proceso se está desarrollando de forma adecuada e intervenir sobre él. A partir de este análisis Ortofón plantea localizar el foco del problema y selecciona las herramientas interventivas adecuadas para cada caso.

En Ortofón partimos de:

  • Mapeo cerebral que nos permite conocer en el electroencefalograma –EEG- la presencia de factores orgánicos (biomarcadores) responsables de los problemas que presenta un niño con TDAH o con sospechas de padecerlo. En él observamos la presencia de ondas cerebrales no adecuadas y cuanto más diferentes sean estas ondas de lo esperable, mayores dificultades manifestará el niño.

  • Prueba de rendimiento funcional a través de realidad virtual que nos permite conocer de una forma objetiva y baremada las capacidades de atención, de control de la impulsividad, velocidad de procesamiento, el control motor, la resistencia al estrés y a la distracción. Para ello empleamos pruebas de realidad virtual en el entorno escolar que emplearemos una vez finalizado el tratamiento para corroborar o desmentir la normalización de las capacidades atencionales y de autocontrol.

  • Cuestionario de evaluación de las capacidades ejecutivas (inhibición, flexibilidad, control emocional, memoria de trabajo y planificación) desde el punto de vista de los familiares y profesores. Al igual que ante el rendimiento funcional, estas pruebas volverán a realizarse al finalizar el tratamiento o durante las revisiones de control con vistas a estudiar la evolución del mismo o la idoneidad de su finalización al haber alcanzado los objetivos planteados.

Consideramos que los problemas que muestran los niños con TDAH siguen una línea cronológica a partir de estos tres elementos. Los niños con TDAH presentan unas particularidades en el electroencefalograma (biomarcadores) que generan problemas en los rendimientos de las capacidades (atención, control de la impulsividad…) que a su vez, provocan problemas en su conducta que los demás observamos (inhibición, flexibilidad…).

En Ortofón, además de determinar el peso de cada uno de estos elementos sobre la gravedad del problema concreto que presenta un paciente, intervenimos sobre el origen. Empleamos la terapia asistida por neurofeedback con vistas a corregir las particularidades en las ondas cerebrales (biomarcadores) que se encuentran generando las dificultades. La terapia asistida por neurofeedback es una herramienta no invasiva con la que reeducamos el patrón eléctrico cerebral o EEG. Su fiabilidad es tal que la agencia americana del medicamento y la alimentación –FDA- ha reconocido el empleo del EEG en el diagnóstico del TDAH desde 2013.

En ORTOFON pensamos que todos los niños saben concentrarse, pero algunos de ellos no saben identificar cuándo su cuerpo se está concentrando. Solamente entendiendo lo que les ocurre podremos ayudarles

Con la terapia asistida por neurofeedback enseñamos al niño a modificar sus ondas cerebrales y a generarse estados de calma y concentración: reeducamos su sistema nervioso. El proceso es sencillo y consiste en un entrenamiento. Las ondas cerebrales oscilan alternando momentos buenos y momentos malos. Un ordenador lee estas ondas e informa al niño de cuándo estas ondas se encuentran en su momento ‘bueno’ dándole un premio (le deja ver una película o una serie de dibujos animados). Cuando están en su momento malo, los dibujos se paran de forma que, con la práctica, el niño aprende a diferenciar cuando está concentrado y cuando no. Si te empanas, no hay premio. Si te aceleras, no hay premio. ¡Si te centras, hay premio!

Interviniendo de esta forma, reeducamos el sistema nervioso del niño y reducimos las dificultades de atención, hiperactividad, impulsividad o miedo: generamos equilibrios y les enseñamos a centrarse.

En ORTOFON pensamos que todos los niños saben concentrarse, pero algunos de ellos no saben identificar cuándo su cuerpo se está concentrando. Esto se ve en que ante tareas que les gustan, se centran y lo hacen muy bien. No es cuestión de querer, es cuestión de tomar conciencia. Solamente entendiendo lo que les ocurre podremos ayudarles y esto es lo que hacemos en Ortofón.

Evelio Garijo, neuropsicólogo de Ortofón

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