Depresión infantil

La depresión infantil es un trastorno afectivo que puede aparecer ya desde el comienzo de la vida (desde los primeros meses hasta los 18 años) aunque con rasgos diferenciales (debido a la inmadurez biológica, cambio acelerado y la dependencia respecto del adulto), aunque comparte cierta sintomatología con la depresión adulta: disforia, anhedonia, trastornos del sueño y del apetito.

En la población adolescente, éstos síntomas serían la anhedonia, trastornos del peso y apetito, indecisión e ideación suicida.

Los síntomas más habituales en la depresión infantil son los siguientes:

  • Emocionales.- Tristeza, pérdida del disfrute, ausencia de interés, cambios bruscos de humor, falta de sentido del humor, deseperanza, irritabilidad, lloros excesivos.
  • Motores.- Inexpresividad, hipoactividad, letargo, enlentecimiento motor, hiperactividad, atonía, estupor, inmovilidad, torpeza e inquietud.
  • Cognitivos.- Falta de concentración, pérdida de memoria, pesimismo, desesperanza, indecisión, sentimientos de culpa, baja autoestima, ideas de suicidio, pensamientos morbosos y descenso del rendimiento.
  • Sociales.- Aislamiento, soledad, retraimiento, evitación e incompetencia social.
  • Conductuales.- Protestas, riñas, desobediencia, rabietas, indisciplina escolar, delincuencia, drogas y piromanía.
  • Psicosomáticos.- Eneuresis, pérdida de energía, sentimientos de fatiga, pérdida de peso, dolores múltiples, pesadillas, cambios en el sueño y el apetito, baja defensa inmunológica, dermatitis y alergias.

De entre todos estos, los síntomas más frecuentemente observados son: baja autoestima, cambios en el sueño, pérdida de apetito y de peso, aislamiento social, hiperactividad y disforia.

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