Gusto y olfatoJosep Maria Miró Llull escribe de forma periódica en su web, artículos de interés general relacionados con la laringectomía. En este caso relacionado especialmente con el gusto y olfato. A continuación y como apoyo a su divulgación, reproducimos una parte de su artículo.

“Los receptores del olfato están en la pituitaria amarilla, situada en el techo de ambos senos nasales. Los receptores son numerosos filamentos, llamados cilios. Estos, en grupos de 6 a 20 se unen a columnas de células que atraviesan la lámina cribosa, alcanzan el bulbo olfatorio y, por el correspondiente nervio, llevan los estímulos al área olfatoria del cerebro.

Pensé si con el olfato podía acontecer algo parecido que con el gusto: que haya grupos de cilios sensibles a distintos estímulos olorosos. Y que ello pueda influir en que unos olores se noten más que otros. Aparte de que ya se sabe que para que una materia manifieste olor tiene que desprender moléculas olorosas que se dispersen en el aire, y que su captación dependerá de que aquellas sean sutiles o intensas, de su concentración aérea, de la distancia a que se hallen de los receptores olfativos, y de la buena sensibilidad de estos.

Se ha dicho que nuestro olfato sufre una fase importante de aprendizaje hasta los 20 años, manteniéndose estable hasta los 40 años y empezando a decaer a partir de los 50 o 60. Numerosos estudios han demostrado que las mujeres tienen mejor olfato y al envejecer lo pierden en menor grado que los hombres, aunque el tabaquismo puede perjudicar esa capacidad en hombres y mujeres.

Gusto y olfato

Hallé que, efectivamente, hasta hace algunos años, se han definido siete clases básicas de sensaciones primarias de olor y que actualmente se cree que estas sensaciones primarias pueden ser entre cien y mil.

Las siete sensaciones primarias son el Alcanforado, Almizclado, Floral, Mentolado, Etéreo, Picante y el Pútrido.

Lo planteé a un otorrinolaringólogo y me indicó que ha habido algunos estudios sobre ello. José Manuel Morales, que me mandó un artículo publicado en 2004, me explicó: «En cuanto a tu pregunta de cilios y olores específicos creo que lo que has podido leer tiene que ver con las investigaciones de Axel y Buck, por las cuales recibieron el Nobel en Medicina en 2004. Parece ser que el olfato está regulado por una superfamilia de 1000 genes y las neuronas olfatorias expresan un sólo tipo de receptor olfativo, cada receptor olfativo respondería a una o unas pocas sustancias olfatorias. Después de los trabajos de estos investigadores se ha postulado una teoría vibratoria que no ha llegado a ser demostrada científicamente, por lo que por el momento (que yo sepa), el conocimiento del olfato está en este punto».

Fue un intento de explanación que no ha tenido continuidad.

Gusto y olfato«No obstante, todavía queda mucho por andar en esta historia para poder contestar a numerosas preguntas como porqué somos capaces de oler 10.000 olores con menos de 400 receptores, porqué las células olfatorias se reproducen con facilidad mientras otras neuronas no lo hacen, o porqué oliendo un jersey de nuestro abuelo somos capaces de recordar una tarde de pesca y la felicidad que sentíamos en un verano remoto de cuando teníamos sólo ocho años. »

Antes de los años 90, se conocía la localización de la mucosa olfatoria en el techo de las fosas nasales, sus pigmentos e incluso las células que la formaban. También se conocía la anatomía de las vías olfatorias y la localización de algunos centros olfatorios. Pero poco se sabía del mecanismo real por el que las moléculas olorosas se codificaban en impulsos nerviosos y como este paso era regulado.» (J. Mullol i Miret)

Algo se ha avanzado en el conocimiento del olfato, pero poco se sabe de cómo interactúan los cilios y si se puede dar que sólo algún o algunos grupos pierdan o mermen su sensibilidad captora. Porque, sí, puedo afirmar, que la recuperación no es simultánea, aún teniendo en cuenta su distinta sutilidad o intensidad, para todos los olores ambientales. Somos varios en coincidir en que los olores de la defecación y de las ventosidades o no se perciben o, como me pasa a mí, su percepción se va recobrando gradualmente.

Más información en la web del autor Josep Maria Miró Llull

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